Ya estoy en Villa Monticchiello


Pues sí, así es. Llegué el domingo a primera hora de la tarde, procedente de Madrid.
Hacía mucho tiempo que había tomado la decisión de alojarme en esta villa, junto al pueblo "Le Foce", para empezar desde aquí mi periplo por Toscana. En teoría, creía saberlo todo sobre esta soberbia casa de campo muy cerca de la Villa donde residió hasta su muerte la gran persona y escritora Iris Origo, pero cuando llegué a la finca la realidad superó con creces cualquier idea previa.
¡Es espectacular! Tanto por sus vistas sobre la bellísima Val D'Orcia, así como por la villa en sí misma: Luminosa, espaciosa, muy elegante y con todas las comodidades a tu alcance. Me han asignado una habitación preciosa y muy amplia que asoma al jardín, con un estupendo cuarto de baño. Esto es de fábula y, además, me están tratando divinamente.
Ayer, a primera hora de la mañana, después de un delicioso desayuno en "Villa Monticchiello", cogí el coche y me fuí a Radicofani que está muy cerquita: Una pequeña ciudad de origen etrusco. Me quedé impresionada por los vestigios de la que fuera una antigua fortaleza medieval. Estuve paseando por ahí y luego me adentré hasta el centro donde admiré el Palazzo Pretorio, la Iglesia de S. Agata (gótica con obras de Andrea Della Robbia), la Iglesia de S. Pietro (románica, que alberga obras de la escuela de los Della Robbia) y, cuando descubrí los jardines que hay junto a esa iglesia, se me apareció de frente la bellísima estatua en piedra de basalto dedicada a Ghino di Tacco: El héroe local por excelencia que, en el año 1295, conquistó la fortaleza, arrebatándosela al señor feudal de turno, sucesor de otros poderosos de Toscana (los Aldobrandeschi, los Condes de Chiusi, etc.) que llevaban siglos luchando "a brazo partido", contendiéndose estos lares. Ghino, además de guerrero, era un aristócrata que ejercía de salteador de caminos (el Robin Hood toscano) en beneficio de los más pobres. Un gentilhombre y, a decir por la estatua, guapísimo. Vamos, como para enamorarse perdidamente de él.
Después, estuve comiendo en "La Grotta". Ahí se come de locura, por muy poco dinero. Tomé unos deliciosos raviolis con trufa negra fresca, acompañados por el excelente vino de la casa.
Volví a los jardines a reposar un poco la comida, pero, sobre todo, para sentarme a contemplar una vez más a Ghino di Tacco, cuya legendaria figura fue recreada por Dante, en "La Divina Comedia" y por Boccaccio en "El Decamerón".
Un ratito más tarde me fuí a Sarteano y, luego, a Cetona. Pero eso os lo cuento en la próxima página. Disculpadme, pero ahora estoy leyendo los versos que Dante le dedicó a Ghino di Tacco (Purgatorio, Canto VI, La Divina Comedia):
..."Quiv'era l'Aretin che dalle braccia/fiere di Ghin di Tacco ebbe la morte/ e l'altro ch'annegò correndo in caccia"...

Sylvia

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