Radda en Chianti y el "Gallo Nero"


Desde el martes a última hora de la tarde que lleguè a "Radda Hamlet", me he dedicado, sobre todo a descansar, a leer, a escribir y a disfrutar de este apacible y bellísimo lugar en el que me alojo. También he hecho pequeñas exploraciones por el territorio de Chianti para ir familiarizándome con esta importante zona de Toscana, pero mi primera y verdadera excursión la hice ayer.

Por la mañana temprano, mientras daba buena cuenta del suculento desayuno-buffet que nos preparan todos los días, me fijé en unos libros en inglés depositados sobre una mesa cercana a la mía en la que estaba desayunando sola una señora de mediana edad, de aspecto sajón.
Poco después, noté que ella estaba fijando la mirada en un par de libros en castellano y en unos CD que yo había dejado en mi mesa para llevarlos al coche tan pronto como terminara de desayunar.

Así fue como, tras presentarnos, entablamos conversación al salir del comedor. Se llama Glenda, es escocesa y ha ejercido como profesora de Historia Antigua y Medieval en Edimburgo. Hace unos meses falleció su marido y ha venido a Toscana a descansar y a reponerse. Me ha comentado que su familia, desde hace varias generaciones, ha estado de vacaciones en Toscana.


Nos fuimos juntas a darnos un buen paseo por la pequeña y encantadora localidad de Radda in Chianti, muy cercana a nuestro alojamiento que, por cierto, es la sede del "Consorcio del Gallo Nero", el ente que agrupa todos los vinos de Chianti que pertenecen a una determinada zona de este territorio. El emblema es, efectivamente, un gallo negro y, por lo que me he documentado son, dentro de los vinos de Chianti, los más prestigiosos. Sin necesidad de pasar por la teoría, os aseguro que son verdaderamente extraordinarios.


El trazado urbano de Radda in Chianti es de la Edad Media y tiene forma de elipsis, así que todas las calles van a dar a Piazza Ferrucci. Estuvimos visitando esa preciosa plaza donde está el Palazzo Pretorio, que tiene más de 50 escudos de armas en su espléndida fachada. El palacio data del siglo XV, pero el ejército de Alfonso V de Aragón, de camino a Nápoles, lo destruyó en ese mismo siglo y, por lo visto, con motivo del largo y cruento "casus belli" entre Siena y Florencia , para ver quien se apoderaba de quien, y otras refriegas acecidas en siglos posteriores, no pudieron reconstruirlo hasta el siglo XVIII.
Después estuvimos visitando las iglesias de San Giusto in Salcio y de San Polo in Rocco. Las dos proceden del siglo XIV y se construyeron como si fueran dos pequeñas fortalezas dotándolas con dos altísimas torres redondas. Son tan peculiares como bonitas y sus interiores alojan algunas antiquísimas y notables obras de arte.

Decidimos irnos a comer a Volpaia, que es un pueblo diminuto y delicioso, al ladito de Radda in Chianti. Allí entramos en "La Bottega", donde el día anterior, en el bar que tienen abajo, estuve tomando un excelente Chianti y por el aroma que procedía de la cocina me dí cuenta enseguida que era un restaurante al que había tener en cuenta. El estilo es popular y muy agradable y ¡se come de miedo!. La cocina es casera y tradicional de la zona. Ellos mismos hacen la pasta a mano y los embutidos también son artesanales. Nos atendió Carla, una señora simpatiquísima, que nos pareció que era la dueña, y nos aconsejó empezar por unos embutidos hechos por ellos mismos y seguir por unas "papardelle alla lepre" (una especie de tallarines muy anchos con salsa de liebre guisada con vino tinto de Chianti) cuya pasta habían elaborado esa misma mañana. Como es natural, Glenda y yo, que queríamos darnos un homenaje, pedimos un Chianti D.O.C. "Gallo Nero" ¡que resucitaba a los caídos en las batallas de la Edad Media! . Los embutidos, muy variados y abundantes, eran exquisitos y las "papardelle" de "La Bottega" tendrían que figurar en los anales de la gastronomía local. En su punto y sabrosísimas. Como ya estábamos llenas, tomamos café y una copita de nocino (un delicioso licor de nueces) y nos pusimos a charlar tranquilamente.
Sin contar con el vino, pagamos menos de 40 euros entre las dos.

A la salida nos detuvimos en algunas de las muchas Enotecas o sencillas vinaterías que te encuentras tanto en los pueblecitos como por el camino y que están repletas de los más variados vinos de Chianti. Una vez en Radda in Chianti, entramos en la "Enoteca Toscana" que tienen todas las botellas de vinos y aceites de la zona que os podáis imaginar y allí compramos un D.O.C. "Gallo Nero" cada una.

Sylvia










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