Chianciano Terme


Como os comentaba en mi anterior página, desde Chiusi me he venido a Chianciano Terme.

Chianciano Terme es una pequeña y preciosa ciudadela medieval, situada en una colina de Val di Chiana. Bajo la ciudadela se encuentra el enorme complejo balneario muy conocido tanto por el secular prestigio de sus aguas curativas, como por su excelente estructura e infraestructura.
No los he podido contar, pero debe haber unos 250 hoteles, tanto modernos como antiguos, de la "Belle Epoque", que son un deliete para la vista. El complejo balneario goza además de espléndidos parques y de muchos cafés, bares y restaurantes, ya que a largo del año se alojan por aquí cerca de un millón de personas, procedentes tanto de Italia como de cualquier parte del extranjero.

Las aguas termales surgen de tres grandes manantiales y los etruscos y los romanos ya acostumbraban a venir aquí a tomar las aguas, por lo que además de su fama como centro balneario, la ciudad es de gran interés arqueológico e histórico.
Junto a uno de los manantiales, conocido como "Sillene", los etruscos erigieron un fastuoso templo en honor del dios de la Buena Salud. Se han econtrados valiosos tesoros - entre los que destacan unas grandes estatuas de bronce - que datan de los siglos V y VII a.c.
Los romanos, siempre a la avanzadilla en cualquier cosa..., en el siglo I a.c. empezaron a construir lujosas villas con baños termales, a las que acudían de vacaciones los patricios y demás ilustres personajes del Imperio.
El gran poeta Horacio (Quintus Horatius Flaccus) que debía andar algo pachucho, vino hasta aquí por prescripción de su médico y tras una temporadita se quedó estupendo.

Sobre la colina, la ciudadela es preciosa y está totalmente conservada, con sus murallas, un interesante castillo del siglo XIII, varias iglesias antiguas y muy bonitas y, aunque parezca increíble en una ciudad tan pequeña, hay un espléndido Museo Arqueológico, llamado "Delle Acque", que alberga numerosas e importantes piezas halladas junto a Chianciano.

La gastronomía de Val di Chiana merece un capítulo aparte, pero hoy me apetecía mucho comerme una pizza, por lo que he elegido la "Pizzeria Marechiaro" que ha sido un acierto total. La especialidad de la casa son las pizzas napolitanas, generosamente condimentadas y muy blanditas, de masa más suave que las del centro o del norte de Italia, pues como sabéis Nápoles es la cuna de la pizza. Además tienen unas características "zeppole fritte" que por su aspecto deben estar deliciosas. Sin embargo, como tenía un hambre canibal he elegido unos entremeses a base de embutidos, aceitunas, verdura fresca y queso de la zona ¡qué gozada! y después he pedido una "pizza alla marinara", con una base de tomate fresco ajo y orégano y, por encima, gambas y distintos moluscos. Estaba absolutamente deliciosa y además tan bien hecha, en horno de leña, que resultaba ligera pese a su considerable tamaño. El camarero me ha aconsejado el vino blanco de la casa, joven y fresquito, que estaba de vicio. Café incluído, he pagado 18 euros.

He salido tan feliz de la "Pizzeria Marechiaro" y de mi visita a Chianciano Terme que no he podido despedirme de la ciudad sin rememorar uno de los más famosos versos de Horacio:
"Carpe diem quam minimum credula portero"
("Captura el día no asegures que otro igual vendrá despues")

Sylvia

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
ya en dias estare por alli y por segunda vez

Entradas populares